Lo esencial es invisible a los ojos.

A veces pasamos página pero dejamos doblada la esquina, es un «te perdono, pero no olvido». Que nos gusta aferrarnos al desconcierto, agarrar el clavo ardiendo con el dedo meñique, columpiarnos en la cuerda floja… En ocasiones nos vendría genial tener memoria de pez, es más quién no lo ha deseado alguna que otra vez. En otras tener memoria es más que un tesoro. Forma parte de nosotros, somos orgullosos y rencorosos, por ello además de tener cabeza tenemos corazón.

Escribe tantas páginas como quieras, decora con viñetas e ilustraciones, acapara todo el espacio, rellena hasta los bordes, pon mucho color… cuando vuelvas a la portada y leas cada una de las palabras volverás a vivir de nuevo, tendrás la sensación de cruzar un camino real con rosas y espinas, podrás comprobar que a pesar de los pesares vuelves sin miedo a recitar tu historia.

No te arrepientas nunca de nada  que te haya hecho sonreír.

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